jueves, 30 de diciembre de 2010

Noche de San Silvestre

Hace nueve años, cuando esperaba ansioso que llegase la hora de la salida de la San Silvestre Vallecana, llego a mis manos el diario As. En el, encontré este artículo de Juan Mora, que me ha servido y me sirve como referencia en alguno de los aspectos de mi vida. No por que sea un deportista profesional, sino porque soy un profesional del deporte, y creo en lo que hago.

"Noche de San Silvestre. El mundo parece haberse vuelto loco. Todos a correr para despedir el año. No parece la mejor forma de hacerlo. Mas tampoco lo es recibirlo dando saltos en Garmish, que es lo que llevamos viendo en la televisión desde que ésta existe año tras año cuando nos levantamos el día de Año Nuevo. Pero los profesionales son así. Si hay que competir se compite. Aunque sea en día tan señalado. Los buenos deportistas no son juerguistas, y muchos se cuidan como ermitaños. Una noche en vela supone un día de entrenamiento perdido. Si no se cuidan ellos nadie lo hará por ellos.
Un atleta lo es en todos los órdenes de su vida, no sólo cuando compite. Entrenarse es un hábito. Como el descansar o el comer frugalmente. Sus cuerpos no están hechos para las jaranas. Correr esta noche nos les supone ningún trastorno. Se levantarán, harán estiramientos, comerán, descansarán un rato y marcharán al punto de salida. Después de regreso a casa, o al hotel, cena, tomarse las uvas y a acostarse un poquito más tarde que de costumbre. Mañana será un día más. Con toda su rutina. La vida del atleta es así. Lo tiene asumido y le gusta.
Es lo que le diferencia del resto de los mortales.
Si un atleta quiere ser el mejor, también tendrá que cuidarse más que nadie. Ahí suele estar la diferencia entre unos y otros, que luego se traduce en la pista en unos pocos segundos. Dos kilos de más son un lastre; un escaqueo en los entrenamientos, todo un mundo. El deporte de élite no perdona. Nadie gana por casualidad cuando uno depende exclusivamente de sus condiciones físicas. El caso es válido no sólo para los atletas que van a correr esta noche o para los saltadores que mañana compiten en el trampolín. Es común para todos. Y el que no lo acepte así que se ponga en el furgón de cola".

31 de diciembre de 2001